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¡Bien! Hemos sobrevivido a la Navidad. Una vez pasado el mes de Diciembre, nos planteamos comenzar el nuevo año con buen pie, con los propósitos típicos de cada enero.
Este año, además, el calendario viene marcado por un panorama político de alta tensión que seguramente ha conllevado algunas escenas difíciles en esas reuniones familiares, a pesar de los deseos de felicidad que mutuamente nos deseamos todos cada Navidad.

Al llegar el final de año aparecen los propósitos de enmienda en muchas personas: el tan socorrido este año sí (dejaré de fumar, iré al gimnasio, aprenderé un idioma… y el Barça, o el equipo que sea, lo ganará todo). Estos buenos propósitos personales suelen suponer un subidón de actividad pasadas las fiestas, que al cabo de poco tiempo resulta difícil de mantener. Enseguida se vuelve a caer en las tentaciones del “tumbing” en el sofá y es necesaria una dosis extra de auto concienciación para mantener esos buenos propósitos con los que iniciamos el año.

No cabe duda que, en algunos casos, tan importante como el convencimiento interno es, para mantener la motivación, los factores externos; por ejemplo, el aprendizaje de un idioma, con sus horas fuera de clase y la necesidad de acudir regularmente a clase, requiere que el alumno se encuentre en sintonía con los otros integrantes del grupo, de manera que el acudir a clase sea una actividad que se disfrute. De ser así, no cabe duda que el alumno notará rápidamente un evidente progreso en sus conocimientos que le reportará la satisfacción que esperaba al iniciar el año con esos buenos propósitos de los que hemos hablado antes.

Desde ELITE FORMACIÓN aprovechamos para desearos  UNA GRAN ENTRADA DE AÑO NUEVO.

Juan Pastrana