Conocerme es conocer mi centro de formación
Porque tenemos la misma personalidad
Sí, así es. No sé dónde empieza ELITE y dónde acabo yo, somos dos entidades con la misma personalidad, y eso es genial. Hay quien dice que soy una mente inquieta (me encanta esa definición), un torbellino, una fuente de creatividad, una apasionada de todo… y del inglés ni te digo.
Bueno, esto lo dicen aquellos que me conocen bien y no van mal encaminados: cuando lo que haces te encanta y te apasiona, es fácil que vayas a tope de energía e ideas.
Esto lo aplico a enseñar inglés, y a intentar transmitirlo a los nuevos profesores que me llegan cada curso desde Gran Bretaña. Mi pasión por la enseñanza del inglés me ha llevado a formar a formadores, generalmente británicos, y a desencorsetarlos para que sus clases sean divertidas, prácticas, motivadoras y profesionales.
He crecido en una familia humilde, en la que he visto a mis padres dejarse la piel para tirar adelante. Ellos me enseñaron que las cosas se consiguen trabajando y que todo requiere su esfuerzo. Y esto ha forjado mi carácter y me ha ayudado a estar dónde estoy: soy de las de pico y pala, y me encantan los retos.
Tuve la suerte de tener muy claro a qué me quería dedicar desde pequeña: a los 12 años le dije a mi madre que sería traductora o profesora de inglés: tal era mi pasión por este idioma. He enseñado inglés a mis hijos hablándoles en esta lengua desde su nacimiento, y tener aupairs británicas en casa también me ha ayudado. Creo en la inmersión en un idioma tanto a nivel lingüístico como cultural, pero no lo considero esencial para aprender el idioma, sólo para acelerar el aprendizaje.
Antes de ser profesora a tiempo completo compaginé mis clases particulares con empleos como secretaria de dirección, comercial, traductora, etc. Esto me ha aportado un conocimiento del sector empresarial que no lo cambio por nada. Me vuelve loca el marketing y todo lo relacionado con el engranaje que hace funcionar a una empresa. Conocer de primera mano este contexto me hace disfrutar como una enana con las clases de business.
Sé que el mejor profesor es aquel que aporta y transmite una serie de cualidades, como empatía, proactividad, energía, buen rollo, creatividad, paciencia, y por supuesto conocimiento de lo que está enseñando. Nada de esto se enseña en una carrera universitaria, así que he optado por tener un colectivo de profesores “de cantera”, a los que formo desde cero durante sus últimos años de carrera y acompaño para que sus clases sean como yo quiero que sean.
Muchos de mis alumnos han acabado haciendo carrera en la formación, convirtiéndose en profesores de ELITE, otros siguen en contacto después de años, y otros comenzaron cuando eran niños y luego han traído a sus hijos a aprender a nuestro centro. Siempre es conmovedor saber que tu proyecto ha formado parte de la vida de alguien.
Sí, así es. No sé dónde empieza ELITE y dónde acabo yo, somos dos entidades con la misma personalidad, y eso es genial. Hay quien dice que soy una mente inquieta (me encanta esa definición), un torbellino, una fuente de creatividad, una apasionada de todo… y del inglés ni te digo.
Bueno, esto lo dicen aquellos que me conocen bien y no van mal encaminados: cuando lo que haces te encanta y te apasiona, es fácil que vayas a tope de energía e ideas.
Esto lo aplico a enseñar inglés, y a intentar transmitirlo a los nuevos profesores que me llegan cada curso desde Gran Bretaña. Mi pasión por la enseñanza del inglés me ha llevado a formar a formadores, generalmente británicos, y a desencorsetarlos para que sus clases sean divertidas, prácticas, motivadoras y profesionales.
He crecido en una familia humilde, en la que he visto a mis padres dejarse la piel para tirar adelante. Ellos me enseñaron que las cosas se consiguen trabajando y que todo requiere su esfuerzo. Y esto ha forjado mi carácter y me ha ayudado a estar dónde estoy: soy de las de pico y pala, y me encantan los retos.
Tuve la suerte de tener muy claro a qué me quería dedicar desde pequeña: a los 12 años le dije a mi madre que sería traductora o profesora de inglés: tal era mi pasión por este idioma. He enseñado inglés a mis hijos hablándoles en esta lengua desde su nacimiento, y tener aupairs británicas en casa también me ha ayudado. Creo en la inmersión en un idioma tanto a nivel lingüístico como cultural, pero no lo considero esencial para aprender el idioma, sólo para acelerar el aprendizaje.
Antes de ser profesora a tiempo completo compaginé mis clases particulares con empleos como secretaria de dirección, comercial, traductora, etc. Esto me ha aportado un conocimiento del sector empresarial que no lo cambio por nada. Me vuelve loca el marketing y todo lo relacionado con el engranaje que hace funcionar a una empresa. Conocer de primera mano este contexto me hace disfrutar como una enana con las clases de business.
Sé que el mejor profesor es aquel que aporta y transmite una serie de cualidades, como empatía, proactividad, energía, buen rollo, creatividad, paciencia, y por supuesto conocimiento de lo que está enseñando. Nada de esto se enseña en una carrera universitaria, así que he optado por tener un colectivo de profesores “de cantera”, a los que formo desde cero durante sus últimos años de carrera y acompaño para que sus clases sean como yo quiero que sean.
Muchos de mis alumnos han acabado haciendo carrera en la formación, convirtiéndose en profesores de ELITE, otros siguen en contacto después de años, y otros comenzaron cuando eran niños y luego han traído a sus hijos a aprender a nuestro centro. Siempre es conmovedor saber que tu proyecto ha formado parte de la vida de alguien.